viernes, 4 de julio de 2014

La piedra angular del desarrollo


El agua es un recurso básico para el funcionamiento de cualquier sociedad desarrollada: sin agua no hay alimento, salud, vestido o higiene. En realidad, el agua es tan importante que nos las hemos arreglado para que nunca nos falte, y quizá por ello no la valoramos en su justa medida.  

El acceso a fuentes seguras de agua potable es un lujo en la mayor parte del mundo. En muchos lugares de África, las personas deben recorrer grandes distancias casi a diario para recoger agua. A menudo, esta tarea recae sobre mujeres y niños.

Al despertar cada mañana tengo por costumbre ir al lavabo. Tras cepillarme los dientes me doy una buena ducha. Es entonces, a través del contacto con el agua caliente, cuando realmente me despierto y siento que poco a poco voy transformándome en persona. Parecerá una tontería, pero cuando no puedo ducharme por las mañanas estoy todo el día incómodo. Manías mías.

El hecho, tan cierto como que amanece cada día, es que hay una única razón por la cual puedo llevar a cabo este pequeño ritual: de mi grifo siempre sale agua. 

Amigo lector, si acabas de llegar a la conclusión de que esto es una perogrullada porque en tu casa ocurre exactamente lo mismo, los dos deberíamos estar de enhorabuena: solo uno de cada seis habitantes del planeta pueden disfrutar de este pequeño milagro diario, lo que automáticamente nos convierte en privilegiados. Significa además —y esto sí es una perogrullada— que cinco de cada seis seres humanos no tienen agua cuando abren sus grifos. 

En realidad, muchos de ellos ni siquiera tienen grifo.


El agua es nuestro recurso más valioso

Todos sabemos que la vida en nuestro planeta se originó en el agua, y que sin agua no hay vida. También hemos oído la frase —algo manida— de que dos tercios de nuestro cuerpo están constituidos por agua. Personalmente, siempre me había costado un poco creer esto último hasta que leí que la sangre y el cerebro son agua en una proporción superior al 80%, y que los músculos lo son en un 75%. La verdad es que con esas cifras me cuadra un poco más.

Pero el agua es mucho más que una proporción de nuestro cuerpo. Sin ir más lejos, la disponibilidad de agua es la única razón por la que podemos producir alimentos. Pensémoslo despacio. Productos vegetales como las frutas, hortalizas, cereales y verduras constituyen una parte muy importante de cualquier dieta equilibrada, y todos sin excepción provienen de las plantas, que requieren agua para completar su ciclo vegetativo. Por su parte, los productos animales, incluidas carnes, huevos y lácteos, tienen su origen en especies ganaderas
o cinegéticas que se alimentan de piensos vegetales, pastos y brotes silvestres. Qué decir por último de pescados y mariscos. Está claro que no hay muchos que puedan sobrevivir sin agua. 

Hasta el chocolate proviene de la planta del cacao, lo que lo convierte en la verdura favorita de muchos de nosotros.

El agua está, por tanto, en la misma raíz de la actividad económica, al constituir el recurso base del sector primario. En entradas futuras del blog hablaremos de cómo garantizar la disponibilidad de agua constituye, en efecto, el billete de salida de la pobreza para millones de personas de países en vías de desarrollo —no olvidemos que las grandes hambrunas suelen ir asociadas a grandes sequías. El agua también es esencial en muchos procesos industriales, incluyendo la producción de elementos tan básicos en el mundo actual como el papel, la ropa —muchos tejidos provienen de fibras vegetales como el lino o el algodón— o la fabricación de dispositivos electrónicos.

Pero más allá de hidratarnos y alimentarnos, el agua es higiene. Sirve para lavarse y para lavar: nos permite vestir ropa limpia, desinfectar cubiertos y otros utensilios de manejo diario y mantener nuestros hogares en condiciones. Y, siendo higiene, el agua es también salud, porque la incidencia de la mayoría de las enfermedades se reduce enormemente cuando se vive en un entorno limpio.


Podemos decir por tanto que el agua es hidratación, alimento, vestido, sustento económico, higiene y salud. En otras palabras, se encuentra en la base de casi todos los pilares del archiconocido "estado del bienestar". Falta la educación, claro, pero no está mal tratándose de un recurso del que habitualmente ni siquiera nos preocupamos...