jueves, 10 de julio de 2014

¿Qué tendrá que ver el fútbol con el agua?

Lo más probable es que nunca te hayas preguntado qué relación existe entre el fútbol y el consumo de agua en tu ciudad. Quien sabe muy bien la respuesta es la compañía que se encarga de llevarte el agua a casa, que tiene que lidiar con los picos de demanda que suponen las finales de los grandes torneos...



Estas son las retransmisiones de televisión más vistas de la historia en España (hasta mediados de 2014). A ver si adivinas qué tienen en común. 
 

Las diez retransmisiones más vistas de la historia de la televisión en España tienen un denominador común. La única excepción es el Festival de Eurovisión 2002.

En efecto: todo fútbol. A los amantes de los deportes más minoritarios nos repatea un poco que se emita un torneo de infantiles por encima de una gran clásica ciclista o de un partido de baloncesto, pero hay que aguantarse. Por eso lo llaman el deporte rey.


¿Qué haces durante el descanso de un partido importante?

El caso es que el fútbol tiene la habilidad de mantener a millones de personas pegadas a la pequeña pantalla. Ciudades enteras se paralizan cuando hay un partido importante: se juntan familias y amigos para verlo en casa o en el bar, la gente se pinta la cara con los colores de su equipo... y descubrimos que hasta a la abuela parece interesarle el resultado.

Todo esto tiene una incidencia directa sobre el consumo de agua. A las pruebas me remito: el siguiente gráfico se corresponde con la demanda de agua en Madrid durante la final de la Champions League 2014. Los futboleros recordaréis que era una final tan atípica como especial para los madrileños, puesto que se enfrentaban el Atleti y el Madrid (el gráfico lo he re-elaborado a partir de uno que vi en un conocido diario de tirada nacional; los datos proceden del Canal de Isabel II).

La demanda de agua en la Comunidad de Madrid durante el partido (azul) fue muy distinta de la del sábado anterior a las mismas horas (rojo). El fútbol tuvo mucho que ver. Las horas son aproximadas: las he añadido para que se entienda que el eje horizontal del gráfico se refiere al tiempo.

El gráfico compara el volumen de agua que demandó la Comunidad de Madrid el sábado del partido con el sábado anterior (un sábado normal). Se aprecia claramente cómo el consumo es aproximadamente el mismo hasta las 20.00 horas. A partir de entonces, se ve cómo el consumo del día del partido cae en picado... hasta el descanso, que es cuando se produce el primer pico importante. Según pita el árbitro el comienzo del segundo tiempo, el consumo vuelve a caer. Y así hasta el final de la segunda parte, donde tenemos un pico más grande aún. Se da la circunstancia de que empataron a uno al final de los noventa minutos, por lo que hubo prórroga. Curiosamente tenemos otro pequeño pico coincidiendo con el descanso de la misma. Por último encontramos que el consumo de agua comenzó a recuperar los niveles normales una vez concluyó el choque.

Datos concretos: durante el descanso la demanda de agua se incrementó en casi un 35%, y entre el final del partido y la prórroga alrededor de un 47%. Sin embargo, durante el tiempo de juego la ciudad demandaba cerca de un 30% menos de agua que cualquier otro sábado.

¿Por qué?

Una pista: casi toda la ciudad estaba viendo el partido. Si no te lo crees, mira estas dos imágenes (seguro que si buscas por internet puedes encontrar miles del estilo).

Arriba, la calle Serrano durante el partido; abajo la Puerta de Alcalá. Son calles donde el tráfico no suele precisamente escasear la tarde-noche de un sábado. Por cierto, creo que ya sé cómo se las arreglan los fabricantes de postales para que los coches no les estropeen las fotos...
     
Con algunas honrosas excepciones, la gente estaba en los bares o en sus casas. Y mientras el balón rueda, todo el mundo está pendiente de él. Sin embargo, los descansos son otro cantar. Se corta la emisión y ponen anuncios. Está claro que la publicidad está muy bien para financiar a las cadenas de televisión, pero en el descanso de los partidos la gente tiene más en mente otro tipo de cadena: la del baño. En efecto, durante el intermedio es el momento que la mayoría aprovecha para hacer sus necesidades. Con millones de personas tirando de la cadena a la vez, la demanda de agua se dispara.

Este partido no es un hecho aislado. Se da cada vez que hay un partido importante. Por poner un ejemplo recience, el consumo de agua también se incrementó notablemente en las ciudades durante el infausto partido entre España y Holanda del Mundial de Brasil. Con estos datos en la mano parece que estamos locos con el fútbol, pero lo cierto es que no somos una excepción. En realidad, no solo el fútbol ejerce este tipo de influencia sobre el consumo urbano de agua. Cualquier deporte de masas lo tiene. Por poner algunos ejemplos, puedo deciros que en Canadá se da algo parecido con el hockey sobre hielo —el gráfico de la ciudad de Edmonton que hay en el enlace es bastante espectacular y que en Estados Unidos ocurre todos los años con la Superbowl.

¿Qué implicaciones prácticas tiene esto?

Para la gente de la calle, casi ninguna. Después de todo, a nadie le faltó agua en el grifo durante el partido. Sin embargo, para los técnicos de abastecimiento es un dato a tener muy en cuenta. Las infraestructuras de distribución de agua embalses, tuberías, depósitos, etc— han de estar dimensionadas para lidiar con los picos de demanda. Dichos picos no se dan solo durante los grandes acontecimientos deportivos. De hecho, los observamos a diario. El consumo suele ser mayor a las horas más habituales de aseo personal y de limpieza doméstica. Por el contrario, durante la madrugada es más bajo.

En el dimensionamiento de una red de distribución no se puede trabajar con valores medios de demanda. La red tiene que ser capaz de afrontar los valores pico, y por tanto se diseña para situaciones de máxima exigencia. Además, en la práctica ingenieril es frecuente trabajar con coeficientes de seguridad: si un puente tiene que ser capaz de aguantar el peso de cien camiones, se diseña para que aguante el peso de ciento cincuenta o de doscientos. De la misma manera, si una red de distribución tiene que ser capaz de suministrar veinte metros cúbicos de agua cada segundo en condiciones de pico, se diseña para que sea capaz de llevar treinta: dado que las consecuencias de que la infraestructura falle pueden ser catastróficas, se minimizan los riesgos haciéndola bastante más fuerte de lo estrictamente necesario. Por otra parte, sobredimensionar las infraestructuras ayuda a que sean capaces de soportar el crecimiento sostenido de la población, lo que conduce a que duren más tiempo.

Y hasta aquí la entrada de hoy. Quién nos iba a decir que existe una conexión entre el fútbol y el agua...